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En la vida como en el fútbol hay alma y hay cuerpo, hay individualidad y hay equipo, talento y disciplina, emoción y reglas, improvisación y entrenamiento. Quizás por eso el fútbol se ha convertido en la pasión colectiva más generalizada de nuestra época, a pesar de que hay países en los que no es el deporte más popular. Por eso lo que pasa con el futbol y sus actores concierne a toda la sociedad. Eso es lo que hemos vivido esta semana a propósito de dos situaciones completamente diferentes entre sí, pero igualmente asociadas al espectáculo que inflama multitudes en los estadios: las dificultades en torno al contrato del delantero Paolo Guerrero y la violencia ejercida por las llamadas barras bravas. Después de numerosos años en ligas extranjeras, Paolo Guerrero, capitán d la selección nacional, firmó un contrato para jugar en el club César Vallejo de Trujillo, fundado por el actual gobernador de La Libertad, César Acuña. Días más tarde, Guerrero anunció que aspiraba a resolver el contrato por sentir que su familia se hallaría expuesta a la criminalidad y las extorsiones en la ciudad de Trujillo. Al cabo de semanas de especulaciones y dos días de negociaciones directas, se ha logrado hacer precisiones al contrato para satisfacer las demandas del jugador. Las partes supieron evitar que las discrepancias se vuelvan un conflicto envenado y de larga duración. Afortunadamente tenemos un ejemplo de solución de conflictos gracias a la buena voluntad y al respeto de todos por la palabra dada. El club César Vallejo podrá contar con una estrella, mejorar sus recaudaciones y la afición confirma que en el futbol como en la vida hay formas de evitar que la sangre llegue al río. De la misma manera esperamos que los clubes, las asociaciones de barristas y el Estado lleguen a un acuerdo que nos libre del terror que hoy constituyen las barras bravas. Hace falta lo mismo: buena voluntad de las partes y respeto a la palabra dada. Si lo logran, podrían incluso ser ejemplo para resolver los más enconados problemas generados por las facciones de nuestra clase política.
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