La gran diferencia de las elecciones ecuatorianas con las dos últimas realizadas en nuestro país es el pleno respeto a las formas democráticas por parte de los contendores. Es cierto que la diferencia entre los dos candidatos que pasaron a la segunda vuelta superó el 4%. Pero aun antes de proclamados los resultados oficiales, la candidata Luisa González reconoció su derrota y expresó sus deseos de éxito al victorioso Daniel Noboa.
Empresario de 35 años de edad, Noboa tendrá que completar el mandato inaugurado por Guillermo Lasso, que concluye en mayo del año 2025. El más joven presidente de la historia de Ecuador, con poca experiencia política, logró derrotar a la candidata respaldada por el expresidente Rafael Correa, condenado por corrupción y prófugo de la Justicia en Bélgica. Lo que no le impide seguir contando con una gran influencia, como expresa la alta votación, casi 48%, obtenida por la candidata González.
Aunque nos parezca imposible, los índices de inseguridad ciudadana son mucho más graves en Ecuador y por si fuera necesario probarlo, los chalecos antibalas usados por los candidatos son un trágico recordatorio del asesinato de uno de los candidatos de la primera vuelta. Peor aún, los siete presuntos sicarios contratados para el magnicidio fueron a su vez asesinados pese a que se hallaban detenidos en una cárcel. Desde luego el poder de las bandas de narcotraficantes ha afectado la organización de la Policía, facilitando todas las modalidades de la criminalidad organizada. Y de la misma manera que en nuestro país, espanta la inversión extranjera. De ahí que la reactivación económica sea la segunda prioridad de los electores.
Otra diferencia es que el tema climático sí tiene un lugar central en el debate público. Noboa ha prometido impulsar los retrasados tratados de libre comercio y mejorar la calidad de los servicios públicos. Veremos lo que será capaz de hacer en su corto mandato de dieciocho meses.
Las cosas como son
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